miércoles, 5 de enero de 2011

983

Parece el título de una película de Hollywood. “983”. Sin duda, podría ser el título de una película taquillera multimillonaria como, por ejemplo, “2012” que se trata del fin del mundo o “300”, en la cual 300 soldados espartanos luchan contra miles de soldados persas.
Sin embargo, “983” es el número de personas asesinadas en Puerto Rico durante el pasado año. En “983” los personajes no son actores. Son personas de carne y hueso, son seres queridos.
“983” es nuestra realidad.
Vivimos en un país en el cual todo se soluciona con balas, con sangre. Gran parte de estas víctimas son jóvenes. Además, sabemos que muchos de los asesinatos están relacionados al narcotráfico (según el periódico un 48.2%). Entonces me pregunto: ¿qué hace el sistema para motivar a nuestros jóvenes? La respuesta es: poco.
Como profesora del Departamento de Educación me preocupa esta situación porque veo cómo cada día el mismo sistema le cierra las puertas a mis estudiantes, es decir, a nuestra juventud.
Cada año escolar, las plazas de arte, música, baile, teatro, deportes y computadoras van desapareciendo. Según el Departamento de Educación, los estudiantes sólo necesitan las materias básicas porque esas serán las que se evaluarán en las famosas Pruebas Puertorriqueñas.
Sin embargo, todo ser pensante sabe que un joven en los deportes o en las artes es un joven con menos riesgo de caer en el mundo de las drogas o de la violencia.
La mayoría de nuestros jóvenes tienen el talento y el deseo de seguir adelante, pero el Departamento le corta las alas; le quita el programa de bandas escolares o decide que la maestra de teatro es excedente. “Excedente”, palabra de moda hace algunos años en nuestro sistema para justificar lo injustificable.
Estoy segura de que nuestros jóvenes quieren sustituir el ruido de las balas de su barrio por el sonido de una guitarra. Que desean reemplazar la escena del asesinato que vieron en la esquina por una escena de teatro. Apuesto a que mis estudiantes sólo quieren correr a “home” y no porque los persiguen.
Sin las artes y los deportes en nuestras escuelas, “983” se convertirá en “1300” y ésa será otra historia de terror.

©Jessika Reyes Serrano
Profesora y estudiante doctoral de Literatura de Puerto Rico y el Caribe


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